Sigo quedándome atónita. El otro día acudí a una conferencia de cierre dentro de una jornada dedicada a la fábrica del futuro. Se hablaron de temas como inteligencia artificial, big data, IoT…, y las implicaciones y aplicaciones que ya están teniendo en la empresa actual. Hasta aquí, todo perfecto.
Y llegó el momento del cierre de la jornada que rezaba más o menos así: “Queremos informar a los asistentes que hemos creado una fundación sin ánimo de lucro dirigida a pequeñas y grandes empresas con el objetivo que las grandes compartan con las pequeñas “el secreto de su éxito” y en sesiones de benchmarking conjuntas, las grandes aporten luz y posibles soluciones a las pequeñas.”
Casi me caigo del asiento. Los organizadores, un colegio profesional, habían tenido la habilidad de montar una jornada interesante pero realmente, no habían entendido nada. Las pequeñas empresas innovadoras son el departamento de innovación de las grandes!!! Y las pequeñas, que hacen de puntales de la innovación, lo que necesitan es la agenda de contactos (clientes, proveedores y posibles inversores) de las grandes, básicamente para seguir desarrollando y vendiéndoles patentes, productos, servicios o procesos de interés para ellas o bien para levantar inversión y poder seguir haciendo todo ello.
Hoy en día observo como muchos colegios profesionales, asociaciones empresariales, centros empresariales y de innovación financiados con dinero público, muchas consultoras locales se han quedado atrás o se están quedando atrás y la ola les está engullendo…desarrollan iniciativas, de acuerdo a la tendencia del momento o no, pero como no hay una comprensión total del nuevo paradigma, dichas iniciativas son de escaso valor para el que la recibe…Sería como dice el refrán “un ciego guiando a otro ciego”.
El nuevo paradigma requiere de una nueva visión, de otra forma de entender la manera de hacer negocio y crear valor. No vale con meter un pie en el agua; hay que tirarse a la piscina y empezar a nadar.
¿Hablamos?