Soy una apasionada de los datos. Puede que a muchos les resulte un tostón pero cuando tengo en mis manos una base datos no puedo por menos que decirme a mí misma: “a ver qué me contáis, a ver qué realidades escondéis detrás de los grandes titulares y sus porcentajes”.
He trabajado y trabajo mucho con ellos, “cocinando” reports, como para saber que cuando alguien me entrega un informe con tablas, porcentajes y conclusiones elocuentes, suele existir una tendencia a agregar o desagregar información de tal manera que las noticias sean buenas o mejores de lo que en realidad son. Por ello siempre pido las bases de datos.
Para poder extraer insights es fundamental que la base de datos esté depurada y no contenga errores. A partir de ahí, las herramientas de visualización de datos me ayudan con el análisis de información. ¿Y por qué hablo de herramientas de visualización? Porque para el análisis de datos, estas herramientas tienen más potencia que el Excel (ojo, que no reniego de él) y proporcionan conclusiones de manera más rápida y sencilla a golpe de vista.
Ya – estaréis pensando – ¿y yo esto como lo veo? Veámoslo con un ejemplo.
La Universidad Pública de Navarra publicó el presupuesto 2015 en su página web. Se trataba de un pdf donde un conjunto de tablas detallan las partidas de gastos e ingresos según Capítulos, Programas, Subprogramas y Unidades funcionales de Gasto. Ahora clica sobre este link y compara. No hay color, ¿verdad? Juega con los filtros y las búsquedas y en seguida tendrás una idea clara sobre cómo se reparte el presupuesto.
Mi propósito inicial es saber qué es lo que está pasando, cuáles las fortalezas y las debilidades del objeto de análisis (presupuestos, ventas, etc.) y creedme que los datos no engañan. Harina de otro costal es presentar la información de tal forma que seamos portadores de buenas noticias.
¿Hablamos?