Hace unos años tuve la suerte de participar en una iniciativa en la que distintas empresas que competíamos en sectores y mercados diferentes nos juntábamos para tratar de colaborar y obtener ventajas competitivas mediante la colaboración. La idea era fantástica pero cuando surgía una posibilidad de colaboración real, aquello se venía al traste, por pura desconfianza o porque las protecciones legales de los equipos de ambas empresas, aún haciendo diligentemente su trabajo, ponían mil y un trabas a este tipo de iniciativas.
Por otra parte, la colaboración no es que reine en los entornos de trabajo e incluso muchos CEO’s azuzan a sus directores y promueven la competición entre distintas áreas departamentales en aras de una eficiencia y una mejora de la productividad que jamás llegará por esa línea.
La colaboración dentro de una organización exige generosidad y visión. Visión para ver la foto grande y generosidad para ceder poder en aras de un resultado mejor para toda la organización o la propia empresa más allá de mi brillo profesional.
Y lo cierto es que desde niños nos enseñan a competir y no a colaborar…Y siempre es lo mismo: “empieza tú y yo ya te sigo…” y al final no empieza nadie.
Muchos informes indican que muchas empresas españolas pequeñas y medianas están centradas en producir bien y a unos costes razonablemente competitivos en la coyuntura euro-dólar actual. La colaboración no está en sus agendas porque cuando uno siente que su ventaja competitiva es pequeña y fácilmente replicable existe la tendencia de cerrar las puertas para defender el fuerte…pero ¿durante cuanto tiempo vamos a poder resistir? ¿Tenemos un plan B?
Las empresas que quieran competir con éxito van a pasar sí o sí por la colaboración: colaboración en propuestas de valor conjuntas y/ó colaboración basada en la compartición de gastos y servicios a los que de manera individual no podrían hacer frente.
Van a tener que salir de su zona de confort y empezar a “hacer sus pinitos”. Algunas iniciativas de colaboración serán estupendas y llevarán a nuestra empresa a otro nivel…en otras deberemos replegar velas y buscar otros colaboradores para sacar adelante el proyecto que perseguimos. Toda una aventura!
¿Hablamos?