Hoy en día, parece que no tener una cuenta en LinkedIn es como no existir profesionalmente. Algunos reniegan de esta red porque dicen que se trata de un “patio de vecinos” donde hay mucho ruido y pocas nueces. No están exentos de razón pero me gustaría poner el foco en otro punto: la exposición.
Estar en una red, sea LinkedIn o cualquier otra, significa exponerse, darnos a conocer pero ¿tenemos claro el nivel de exposición que queremos tener? ¿Controlamos lo que comunicamos? Algunos estarán pensando que sí, que disponen de un perfil en LinkedIn con un contenido “pulido” y atractivo donde potencian sus fortalezas y difuminan sus debilidades. Los artículos que recomiendan son apropiados y contribuyen a realzar su perfil. Hasta aquí, lo básico.
Ahora os lanzo una pregunta. ¿Cómo tenéis configurada vuestra política de acceso a vuestra información? La mayoría de los usuarios de LinkedIn no son conscientes de ello y de manera altruista, por desconocimiento, nos proporcionan una información en muchos casos valiosa. Veamos algunos ejemplos de lo que podemos llegar a conocer:
- La agenda del día de tu red de contactos, a través de las actualizaciones de la nueva red contactos.
Una parte de mi competencia directa pertenecen a mi red. Haciendo un seguimiento de nuevas actualizaciones puedo disponer de una idea bastante clara de sus clientes, la potencialidad de los mismos y su red de proveedores.
- Tu categoría profesional, en base a los perfiles de tu red de contactos.
Hay “profesionales” del networking que cuentan con más de 500 contactos pero si luego los analizas…En general la frase “dime con quien andas y te diré quien eres” aplica bastante bien.
- Estás buscando ó no trabajo o clientes.
La actualización del perfil es un pozo de información con el que hay que tener precaución. Cuando las personas empiezan a actualizar su perfil y la actualización no es debido a un cambio profesional, suele ser habitual que la persona esté buscando trabajo. Si además, observas que hay actualizaciones mínimas en un corto espacio del tiempo, es que la situación comienza a ser un poco desesperada.
Controlar estas tres situaciones en bien sencillo. Basta con restringir el acceso a nuestra red de contactos y con parametrizar el sistema indicándole que no envíe actualizaciones de nuestro perfil. Tener control sobre lo que comunicamos y cómo lo comunicamos es cada vez más importante, máxime si se trata de una red profesional. Hagamos que LinkedIn juegue a nuestro favor y no en nuestra contra.
¿Hablamos?